Por Celeste Benítez
6 de julio de 2010
Con esas palabras comienza el himno de la Universidad de Puerto Rico, compuesto en 1938 por dos grandes universitarios, el inmortal director del Coro, Augusto Rodríguez, con letra del dramaturgo Francisco Arriví. En momentos tan críticos como los que vive la UPR en estos momentos, conviene recordar su contenido:
“Cantemos unidos
un himno al Alma Máter:
cantemos con fuerza
el Himno de la Vida
que anuncia Juventud,
Amor y Libertad;
dé gloria al luchador,
honra de la Universidad.”
Nuestro himno proclama que la UPR es vida, juventud, amor, libertad y lucha: es todo un canto a la energía creadora y al idealismo que simbolizan los jóvenes de este País. Y justamente eso es lo que debiera representar la Universidad para todos nosotros: alegría, optimismo y la esperanza en un mundo mejor dirigido por una nueva generación de mejores puertorriqueños.
Como antigua alumna y ex profesora de la UPR, me siento muy orgullosa de la lección de valentía, de principios y de madurez que nos han dado a todo el País los líderes del movimiento estudiantil universitario y sus compañeros. Pero esa es una lección que no todos han asimilado.
El primero que no la ha asimilado es el gobernador Luis Fortuño. Su reacción a los 62 días de huelga que paralizaron a la UPR fue respaldar totalmente las erradas actuaciones de la presidenta de la Junta de Síndicos Ygrí Rivera y nombrar cuatro miembros adicionales a ese cuerpo para convertirlo en otro comité de barrio del Partido Nuevo Progresista. “¡Maceta contra el movimiento estudiantil!” es la consigna de este gobierno.
Y esa maceta se materializó en el vergonzoso motín policial que capitaneó el superintendente de la Policía, José Figueroa Sancha, el miércoles pasado en el Capitolio. Sobre ese motín, Fortuño hizo las siguientes expresiones en entrevista publicada por “El Vocero” el pasado sábado:
• Al reaccionar a las preguntas de Aiola Virella y Yamilet Millán, el Gobernador parecía estar cantando aquella sabrosa guaracha, “Yo no sé nada, yo llegué ahora mismo, si algo pasó, yo no estaba allí “. Como él no estaba allí, dijo tener que esperar por los resultados de la investigación que practica la Policía. El eterno cuento de los cabros vigilando las lechugas: “investigan” el motín policial los mismos que al “investigar” el caso “Betsy”, le tiraron un súpertoallazo al alcalde Jorge Santini.
• Pero, independientemente de los resultados que arroje la “investigación” de la Policía, Fortuño dijo que “no considera” pedirle la renuncia a Figueroa Sancha. Entonces, ¿para qué sirve esa “investigación”, si él ya tiene su decisión hecha?
• Como si estuviéramos todavía en plena Guerra Fría, para desacreditar al movimiento estudiantil el Gobernador mete miedo con el cuco de un sistema socialista que busca eliminar el sistema capitalista.
Fortuño dijo que el “Frente de Juventudes Socialistas”, el causante de los disturbios en el Capitolio según él, está financiado por “grupos del extranjero”. Esto recuerda aquellas declaraciones del ex gobernador Luis Ferré en los últimos días de las elecciones de 1984, asegurando que el gobierno de Fidel Castro financiaba la campaña del candidato del PPD Rafael Hernández Colón. ¡Más respeto por la inteligencia de la gente de este País!
Otro que tampoco ha asimilado la lección de seriedad que nos han dado los estudiantes es el impresentable Superintendente de la Policía, para quien los estudiantes son unos “revoltosos” y unos “delincuentes”. En unas declaraciones desafiantes sobre el motín policíaco que desató el pasado miércoles en el Capitolio, Figueroa Sancha afirmó: “Aquí nadie va a tomar el Capitolio. Yo estoy aquí desde temprano y soy el responsable directo de todas las órdenes que se dieron.”
Hay que recordar que fue ese mismo Superintendente quien aplaudió la vil patada en los genitales que le propinó el superintendente Asociado José A. Rosa Carrasquillo a un estudiante inmovilizado por la Policía en el transcurso de una protesta el 20 de mayo pasado en el Hotel Sheraton de San Juan. Cuando la prensa le pidió un comentario sobre esa salvajada cometida por su subalterno, Figueroa Sancha, con la prepotencia de siempre, le impartió su bendición: “Yo quiero dejar claro que Rosa Carrasquillo ha sido y será mi mano derecha (en la Policía)”.
Así que ya sabemos quiénes fueron los responsables de los abusos y la violencia física que protagonizó una fuerza policíaca bajo el mando de su jefe máximo. La portada de “El Vocero” del viernes pasado –una fotografía de la guardia a caballo de la Policía cerrando el paso a las escalinatas del Capitolio–, así como las demás fotos y videos de las agresiones de que fueron víctimas los manifestantes en ese motín policíaco son testimonio del régimen de fuerza bruta que la Administración Fortuño pretende imponerle a Puerto Rico.
El movimiento estudiantil ha enfrentado la macana y la intimidación, la difamante propaganda oficial y la violencia física con una entereza ejemplar. A todos los que hemos presenciado con pasividad el despido de 20,000 empleados públicos, el asalto al Tribunal Supremo, el desmantelamiento del Colegio de Abogados y del Colegio de Médicos, las agresiones contra la autonomía universitaria y los abusos dictatoriales de la mayoría PNP en la Legislatura nos debe dar vergüenza la valentía con que los estudiantes se han levantado contra un gobierno indigno de este País.
Los jóvenes universitarios han adoptado la resistencia pacífica y elocuente como respuesta a quienes creen que el triunfo electoral les da derecho a ser canallas. Por eso tenemos que solidarizarnos con ellos bajo la bandera del Himno de la Vida, para que vengan días mejores.