EM

Posts Tagged ‘educacion’

Ojo con la municipalización del Departamento de Educación

In Celeste Benitez, Estudiantes, Gobernador Luis Fortuño, politica on September 1, 2010 at 11:28 am

Por Celeste Benítez

El pasado 25 de agosto, el representante Betito Márquez García (PNP, Bayamón, Dto. 10) publicó un artículo en estas páginas sobre la municipalización de la educación.  Citó argumentos a favor y en contra de esa propuesta, pero la posición que asumió ante ella es que él no está ni a favor ni en contra, sino todo lo contrario.

Aparentemente, el legislador no tiene una opinión formada sobre la municipalización de las escuelas públicas, que algunos de sus colegas han propuesto como solución al caos imperante en el Departamento de Educación.  Espero que finalmente Márquez se convenza de que ése no es el remedio que requieren los muchos males de la educación pública puertorriqueña.

El más grave problema que tiene el Departamento es la politización extrema que consume el tiempo y las energías de sus dirigentes, así como los recursos de la Agencia.  Esa politización extrema comenzó en el 1977 bajo Carlos Romero Barceló y su secretario de Educación, Carlos Chardón.  Pronto se convirtió en una enfermedad endémica, que finalmente degeneró en la corrupción rampante sobre la que presidieron el secretario Víctor Fajardo y su gobernador, Pedro Roselló.

Pero aún después de encarcelado Fajardo, el latrocinio político que él había organizado probó tener unas raíces tan poderosas y tan profundas que sus sucesores no han podido erradicarlo del todo.  Así, la politización sigue siendo el principal escollo para la rehabilitación del Departamento de Educación.

Poner a los alcaldes a administrar las escuelas públicas del País (una de las variantes de la municipalización) agravaría grandemente el principal problema de nuestro Sistema público de educación.  Nombrar el personal de las escuelas del municipio y disponer del presupuesto adicional que el gobierno central tendría que asignarle al alcalde para atender las necesidades de los planteles bajo su jurisdicción concentraría demasiado poder en manos del ejecutivo municipal.

Pocos alcaldes serían capaces de resistir la tentación de utlizar ese vasto poder en beneficio propio y/o de su partido, en detrimento de la calidad de la educación de sus compueblanos. Crear una situación tan dañina como ésa no sería justo ni sabio, ni para el ejecutivo municipal, ni para sus gobernados.

Habría que preguntarse, además, ¿cuántos de nuestros 78 municipios estarían hoy preparados para asumir esa seria responsabilidad?  A juzgar sólo por su salud fiscal, tendríamos que contestar enfáticamente, “¡Ninguno!”.  Recordemos que la gran mayoría de nuestras alcaldías opera con serios déficits, y que hay muchas que están ya al borde de la quiebra.

Por otra parte, ese modelo fomentaría la desigualdad de oportunidades educativas para nuestra gente. Los municipios más pequeños y más pobres tendrían menos recursos para atender sus poblaciones, y ello daría al traste con el mandato de la Constitución del ELA: “Toda persona tiene derecho a una educación que propenda al pleno desarrollo de su personalidad y al fortalecimiento del respeto por los derechos del hombre y de las libertades fundamentales”.

La municipalización sería una amenaza a esa igualdad de oportunidades educativas que ordena nuestra Consitución y a la que todos aspiramos.

Por otra parte, una de las ventajas que el representante Márquez le ve  la municipalización es que diversas variantes de ese modelo ya existen en los Estados Unidos.  Pero precisamente ése es el problema: el sistema de educación elemental y secundaria norteamericano no es bueno.

En los Estados Unidos se da la paradoja de que tienen el mejor sistema universitario del mundo, pero un sistema mediocre de educación elemental y secundaria.  En todos los estudios que buscan identificar las mejores universidades a nivel mundial, Estados Unidos usualmente ocupa los primeros puestos.  Por ejemplo, en el “Times Higher Education Supplement” de 2006, universidades estadounidenses coparon siete (7) de los primeros diez (10) puestos.

Sin embargo, en el nivel de educación elemental y secundaria (K-12), los resultados de las escuelas de Estados Unidos son invariablemente mediocres.  Veamos un solo ejemplo.

La Organización para Cooperación y Desarrollo Económico (OECD, por sus siglas en inglés), fundada en el 1948, cuenta entre sus 32 miembros a los países más ricos del mundo.  La OECD auspicia el Programa Internacional para Evaluación de Estudiantes (PISA, por sus siglas en inglés), que administra cada tres años unas pruebas a estudiantes de 15 años de edad en un total de 41 países participantes.

Se trata de determinar si esos jóvenes han adquirido los conocimientos y habilidades necesarios para desempeñarse exitosamente en la sociedad del saber.  Así,  PISA evalúa la eficacia de los sistemas educativos de los países participantes.

Los resultados de Estados Unidos en las pruebas PISA son preocupantes.  En las pruebas de Matemáticas del año 2000, EEUU ocupó el lugar 19 del total de 41 participantes; en el 2003, 24 de 41; en 2006, 25 de 41.  En Lectura, en los años 2000 y 2003, EEUU ocupó el lugar 15 de 41.  En Ciencias Naturales, en el 2000, ocupó el lugar 14 de 41, y en el 2006, bajó a 21 de 41.

Los países más consistentemente exitosos en las pruebas PISA son Finlandia, Japón, Canadá, Corea del Sur, Nueva Zelanda, Australia y Hong Kong.

Si los puertorriqueños de veras queremos mejorar nuestro Sistema Educativo, tenemos que quitarnos las gríngolas que nos obligan a mirar exclusivamente hacia Estados Unidos como modelo.  Tenemos que empezar a mirar seriamente hacia el resto del mundo, en esta sociedad globalizada de la que somos parte.

Salvar a la escuela pública puertorriqueña y a la Universidad de Puerto Rico es una tarea ingente.  Ello va a requerir el concurso de nuestras mejores cabezas, de los profesores, de los estudiantes, de sus padres, de los sindicatos, de las organizaciones profesionales y cívicas, y de todo el País, fuera de banderías políticas.

Para ello hay que mirar hacia los mejores sistemas educativos del mundo, y apuntar hacia las estrellas.

El Gran Mentiroso

In Celeste Benitez, Gobernador Luis Fortuño, politica on August 24, 2010 at 3:12 pm

Por:  Celeste Benítez

En su libro “Mi Lucha” (“Mein Kampf”), el dictador alemán Adolfo Hitler acuñó la frase “la gran mentira” para referirse a una táctica de propaganda política que su partido nazi siempre usó con gran efecto.  En el capítulo 10 de su obra, Hitler escribe lo siguiente:

“(…) la gran mentira tiene una cierta clase de credibilidad, porque las grandes masas de una nación son corrompidas más fácilmente en los niveles más profundos de sus emociones que en los niveles de la conciencia o de la voluntad.  En consecuencia, dada la primitiva simpleza de sus mentes caen víctimas más fácilmente de la gran mentira que de la mentira pequeña, ya que ellos mismos a menudo dicen mentiras pequeñas en asuntos pequeños, pero se avergonzarían de decir mentiras a escala monstruosa.

Nunca se les ocurriría (a las masas) fabricar mentiras colosales, y no podrían creer que otros pudieran tener el atrevimiento de distorsionar la verdad de una manera tan descarada.  Aunque se les demuestre claramente con datos que la gran mentira es falsa, siempre dudarán y titubearán y seguirán pensando que puede haber alguna otra explicación.  Porque la mentira monstruosamente falsa siempre deja una huella, un dato conocido por todos los mentirosos expertos y por todos aquéllos que conspiran para practicar el arte de la mentira.”

El gobernador Luis Fortuño se nos revela cada día con mayor claridad como un maestro del arte de la gran mentira, un Gran Mentiroso. Pero la adicción del Gobernador a la mentira tiene también un lado práctico: él sabe, como Hitler, que La Gran Mentira siempre siembra al menos una duda en el ánimo de quien la escucha.  Es la misma dinámica del “Difama, que algo queda”, pero transformado ahora en “Miente, que algo queda”.

Y esa duda residual es el efecto que el gran mentiroso quiere capitalizar con la segunda pata de esa dupleta: la repetición constante de la mentira.  Sí, porque para que una gran mentira cale hondo, el régimen la tiene que repetir y repetir, martillando el alma de la gente con la mentira, hasta que el golpe incesante agujeree la piedra.

Un buen ejemplo del arte de La Gran Mentira es el anuncio de dos páginas a todo color publicado en los principales diarios del País el domingo y lunes pasados por el Partido Nuevo Progresista para proclamar “La Obra del Cambio”.

En el tema de “Educación”, el partido de Fortuño tiene el descaro de decir, “restauramos el pésimo estado de nuestras escuelas y acabamos con la burocracia gubernamental, devolviendo al profesional de la educación al salón de clases, donde hace falta”.

Los cientos de miles de maestros, padres y estudiantes de las escuelas públicas, así como los periodistas de todos los medios del País son testigos de la monstruosidad de esa mentira.  Sin embargo, con un cinismo impresionante, el partido de Fortuño invirtió y seguirá invirtiendo muchos miles de dólares para tratar de convencernos de que nuestras escuelas están hoy mejores que nunca.

En el tema de “Seguridad”, igual que en otros, Fortuño trata de ganar indulgencias con camándulas ajenas.  Se apropia del trabajo del FBI y otras agencias de seguridad del gobierno federal y se jacta de “éxitos” en la guerra perdida contra las drogas.  Incluso menciona como mérito propio la captura de “Junior Cápsula”, el viejo protegido del representante Toñito Silva (PNP, Bayamón).

Ni una sola palabra sobre los continuos asaltos a individuos, comercios y bancos, ni sobre la ola imparable de asesinatos, que ya bate récords en el País, y que ha convertido a nuestras calles en mataderos.  Tampoco menciona el desastre que ha sido el superintendente de la Policía, José Figueroa Sancha, ni los abusos de su Fuerza de Choque, ni los fracasos repetidos de cada uno de los “planes anticrimen” que le ha presentado al País.

En el tema de “Salud”, otra vez tratando de ganar indulgencias con camándulas ajenas, Fortuño anuncia que su plan ampliará la cobertura de salud para los puertorriqueños.  Lo que no dice es que ni él ni el PNP tuvieron nada que ver con unos “logros”, que todavía están por verse.

Todos ellos serán producto de la Reforma de Salud del presidente Barack Obama.  En Estados Unidos, el Partido Republicano se opuso tan violentamente a ese proyecto, que por poco lo cuelga en el Congreso y que debilitó grandemente la versión que al fin se aprobó.

Fortuño, quien se canta republicano en EEUU, no hizo absolutamente nada para facilitar la aprobación de la Reforma de Obama.  Sin embargo, aquí se apropia cínicamente de los méritos de una ley que su partido allá sigue combatiendo obstinadamente hasta el día de hoy.

Pero no podemos dejar de mencionar otras dos Grandes Mentiras que Fortuño ha puesto en juego, una para llegar al poder, y la otra para aferrarse a él.

¿Recuerdan las elecciones de 2008, cómo el candidato del PNP despachaba la advertencia del ex gobernador Aníbal Acevedo Vilá de que Fortuño planeaba despedir miles de empleados públicos, con la manida frase, “Cuando yo gane las elecciones, el único empleado público que va a perder su empleo es Aníbal Acevedo Vilá”?   Ahora, demasiado tarde, Puerto Rico sabe quién le decía la verdad y quién le mentía descaradamente.

El año pasado, para tratar de contrarrestar el horror del despido de más de 20,000 empleados públicos, Fortuño gastó millones de dólares en una campaña publicitaria llamada “Puerto Rico trabaja”.

El problema es que, contrario a lo que dice la propaganda del gobierno, Puerto Rico no trabaja. El propio Departamento del Trabajo de Fortuño informa que la tasa de desempleo aumentó a 15.8% en febrero pasado, frente al 14.1% de febrero de 2009.  Peor aún, la tasa de participación continúa bajando, y en febrero bajó al 42% de la población apta para trabajar.  El año pasado estaba en 44%.

Tenemos que combatir las Grandes Mentiras de este gobierno: sólo así se hará realidad el mandato bíblico, “conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.”

Gobierno de Puerto Rico Arremete contra la producción de libros

In Estudiantes, libros, politica, Puerto Rico, Universidad de Puerto Rico on July 15, 2010 at 5:11 pm
La Torre de la Universidad de Puerto Rico

La Torre de la Universidad de Puerto Rico

Por Jesús Dávila

Los nuevos blancos en la contraofensiva del Estado tras la victoria de la huelga estudiantil son tratar de implantar que el pueblo y la prensa no tienen que tener acceso a los lugares públicos sino que basta con la difusión de información oficial y la Editorial de la Universidad de Puerto rico, paralizada luego del despido del setenta por ciento de sus trabajadores.

El caso de la editorial, sin embargo, reviste la doble gravedad de que la medida se tomó desde el primer día de julio de manera tan callada que apenas se conocen detalles, además de que se ha silenciado una de las principales casas editoriales de toda la región antillana con al menos treinta títulos el año pasado y que llegó a tener en su colección la primera traducción al castellano de la prosa de Edgar Allan Poe, hecha por el argentino Julio Cortázar.

Pero en ambos casos se trata todavía de agendas que apenas comienzan a cobrar forma y cuyos resultados todavía son inciertos. El tema de la redefinición de evento público como aquel sobre el cual se difunde información y no al que la gente tenga acceso libre está siendo impugnado ante el Tribunal Supremo, en tanto que la batalla por la editorial universitaria apenas comienza y el propio presidente de su junta, el publicista Angel Collado Schwartz, insiste en mantenerse en su puesto y en que la institución continúa operando.

Mientras tanto, al cierre de esta edición, todavía se aguardaba en el Palacio de Santa Catalina, sede de la gobernación, la medida ya aprobada por las cámaras legislativas para quitarle a los consejos estudiantiles de la Universidad de Puerto Rico los derechos constitucionales de libertad de asamblea y expresión. Esa ley implantaría el sistema de referendo electrónico para cada decisión o expresión del gobierno estudiantil y una fuente del oficialista Partido Nuevo Progresista ha adelantado que se busca ensayar un sistema que pueda ser usado a escala nacional en sustitución del derecho de asamblea, que se considera anticuado.

El sigiloso drama sobre la editorial comenzó al cerrar el año fiscal el pasado 30 de junio, cuando no fueron renovados los contratos de la inmensa mayoría de los trabajadores de la empresa universitaria. Desde entonces, se ha mantenido en el edificio un pequeño grupo de empleados y la producción de libros nuevos está prácticamente paralizada mientras su página de internet advierte que no se tramitan compras porque se está llevando a cabo un supuesto inventario.

La paralización de la editorial ocurre a pesar de que el Gobierno asegura que la UPR tiene una gran deficiencia de recursos económicos y necesita de manera urgente aumentar sus ingresos propios, para lo cual se han impuesto recortes fuertes en sus gastos y se planifica un nuevo aumento en el pago de matrícula para el segundo semestre 2010-2011. Pero tiene el corolario de reducir el ámbito de la libertad de cátedra, ya que los profesores que tengan que enviar sus propuestas de textos a editoriales privadas no podrían reclamar las mismas garantías constitucionales para sus manuscritos.

Pero si bien el tema de los libros, para una población estudiantil universitaria de poco más de 65,000, tiene mucho que ver con la administración de la libertad, el de la nueva definición de lo que es “público” cubre a toda esta nación caribeña de cuatro millones de habitantes en su territorio. Al ser Puerto Rico una colonia de Estados Unidos, la determinación que se tome al respecto podría tener repercusiones más allá del mar que rodea este país isleño.

El centro de la controversia es el reclamo del Presidente del Senado, Thomas Rivera Schatz, de que le asiste el derecho de prohibir el acceso, tanto a las gradas como al palco de prensa, para llevar a cabo las sesiones legislativas a puerta cerrada. Su abogado, Charlie Rodríguez, argumentó ante el tribunal que no existe jurisprudencia que especifique qué quiere decir el mandato constitucional de que las sesiones legislativas “serán públicas” y que está bajo cuestionamiento “qué es público”.

Según el abogado y ex presidente también del Senado, basta con que las sesiones se transmitan por televisión e internet y que se mantenga un diario de sesiones para que se cumpla el requisito constitucional, aunque la gente no pueda entrar.

Ya esa política de restricción del acceso al público y a la prensa dejó el saldo de decenas de heridos y daños a la propiedad cuando un contingente de cerca de cien efectivos de las unidades antimotines, caballos y un helicóptero arremetieron a macanazos y gases lacrimógenos contra manifestantes que acudieron al Capitolio a reclamar el acceso vedado. Ante la marejada de críticas y ataques por el operativo, el propio Gobierno de Puerto Rico ha anunciado que tramita ayuda de la Policía de Nueva York a fin de preparar mejor a la Policía nacional.

Esa acción policial, que arrasó con una manifestación convocada por estudiantes universitarios, provocó también un inusitado llamado conjunto a la protesta cívica encabezado por el Colegio de Abogados que cuenta con el respaldo del Partido Popular Democrático, principal de la oposición, y del pequeño aunque influyente Partido Independentista Puertorriqueño. Pero se trata de una convocatoria que excede a la institucionalidad política electoral y en la misma participan –entre otros- el Movimiento al Socialismo, el Movimiento Independentista Nacional Hostosiano, así como diversos grupos cívicos y políticos, y hasta la Iglesia.

A principios del establecimiento del régimen autonomista denominado Estado Libre Asociado, EEUU utilizó a Puerto Rico como modelo ejemplarizante de democracia para los países de América Latina. Ahora, en momentos en que sigue pendiente la promesa del Presidente Barack Obama de resolver este cuatrienio el viejo caso colonial puertorriqueño, el tema de la manera democrática de gobernar vuelve a estar sobre la mesa, pero desde un punto de vista distinto.

De hecho, Rivera Schatz imputa al Presidente Obama no haber cumplido su palabra empeñada a Puerto Rico.

Publicado orginalmente en ArgenPress.

%d bloggers like this: