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Un pasado honroso y un presente perturbador

In Celeste Benitez, Gobernador Luis Fortuño, politica, Puerto Rico, Universidad de Pueeto Rico on September 7, 2010 at 12:26 pm
bandera de Puerto Rico

En el Puerto Rico de hace cuarenta años, adversarios políticos podían colaborar en solidaridad y respeto por el bien del País. Hoy, nada de eso es posible. Para sobrevivir, tenemos que construir una nueva civilización puertorriqueña.

Por Celeste Benítez

Dos amigas me han remitido una anécdota grata y un texto perturbador que hoy quiero compartir con mis estimados lectores.  La anécdota nos lleva a reflexionar sobre lo que va de ayer a hoy, mientras que el texto nos plantea un cambio en la relación con nuestra madre Tierra, en tiempos del gasoducto y del disparate que es el propuesto puente entre Vieques y Ceiba.

La anécdota nos remonta al verano de 1970, siendo Jaime Benítez presidente de la Universidad de Puerto Rico, y Luis A. Ferré gobernador.  Mi fuente es la profesora Norma Urrutia, entonces Ayudante Especial del rector del Recinto de Río Piedras, doctor Pedro José Rivera.

En esa ocasión, Benítez recibió una llamada del rector Rivera, informándole que había problemas con las ayudas económicas de los estudiantes de la UPR.  Entonces no existían las Becas Pell, legisladas en el 1972, y las becas estudiantiles dependían en gran medida de los limitados recursos del ELA.

Los responsables del presupuesto de la UPR le informan a Benítez que ese año, la Universidad disponía de fondos para conceder becas sólo a la mitad de los estudiantes que cumplían con los requisitos legales.  Si la UPR les concedía ayuda económica a todos los que tenían derecho a ella, los fondos se agotarían en diciembre de ese año.

Desoyendo el consejo de sus asesores, Benítez ordenó que se les concedieran becas de año entero a todos los estudiantes que las merecían.  Luego se comunicó con el gobernador Ferré, le explicó el problema y le solicitó otorgase a la UPR un préstamo del Fondo General, para financiar las ayudas económicas a sus alumnos.  Ferré le consiguió el dinero a Jaime Benítez.

¡Lo que va de ayer a hoy!  Entonces la UPR tenía todo un señor Presidente, y Puerto Rico tenía un Gobernador sensible a las necesidades de su pueblo.

Esa misma sensibilidad llevó a Ferré a viajar a Washington en el 1985, junto al entonces gobernador Rafael Hernández Colón, para abogar ante la Administración del presidente republicano Ronald Reagan por la permanencia de la Sección 936 del Código de Rentas Federales, piedra angular del programa de industrialización de Puerto Rico.

Compare el lector la generosidad de Ferré en el 1970 con la hostilidad del gobernador Luis Fortuño hacia la UPR ahora.  Compare al Ferré de 1985 con la conducta de los ex gobernadores Carlos Romero Barceló, Pedro Rosselló y del entonces secretario de Desarrollo Económico, Fortuño, quienes consiguieron eliminar la 936 en el 1996, en su afán insensato por abrirle camino a la estadidad.  Con ello, Puerto Rico perdió no menos de 60,000 empleos directos bien remunerados y muchos miles más de empleos indirectos e inducidos.  Ahí está una de las principales raíces de nuestro actual desastre económico.

¡Qué tragedia para Puerto Rico que ya no tengamos un Presidente de la UPR de la talla de Jaime Benítez, ni un Gobernador con la sensibilidad humana de Luis A. Ferré!

Otra querida amiga, Caridad Sorondo, me envió por correo electrónico un escrito reciente del famoso teólogo brasileño Leonardo Boff.  Uno de los principales artífices de la Teología de la Liberación,  Boff es hoy una de las más respetadas voces en la defensa del ambiente a nivel mundial.  En un artículo publicado el pasado 3 de septiembre, titulado “Lo viejo agoniza y a lo nuevo le cuesta nacer”, Boff escribe:

“Entre los muchos problemas actuales, los más desafiantes son estos tres: la grave crisis social mundial, el cambio climático y la insostentabilidad del sistema-Tierra.  La crisis social mundial deriva directamente del modo de producción que impera todavía en todo el mundo, el capitalista.  Su dinámica lleva a una acumulación exacerbada de riqueza en pocas manos a costa de un espantoso pillaje de la naturaleza y del empobrecimiento de las grandes mayorías de los pueblos. (…)

El segundo problema grave está formado por el cambio climático, que se revela por eventos extremos: grandes fríos por un lado y prolongados veranos por otro.  Estos cambios sintetizan un dato irreversible: la Tierra ha perdido su equilibrio y está buscando un punto de estabilidad, que se alcanzará subiendo la temperatura.  Hasta dos grados centígrados de aumento, el sistema-Tierra todavía es administrable.

Si no hacemos lo suficiente y el clima aumenta 4 grados centígrados (…), la vida tal como la conocemos ya no será posible.  Habrá un paisaje siniestro: una Tierra devastada y cubierta de cadáveres.  Nunca la humanidad como un todo se había enfrentado a semejante alternativa: o cambiar radicalmente o aceptar nuestra destrucción y la devastación de la diversidad de la vida. (…)

El tercer problema es la insostenibilidad del sistema-Tierra.  Hoy sabemos empíricamente que la Tierra es un superorganismo vivo que armoniza con sutileza e inteligencia todos los elementos necesarios para la vida a fin de producir o reproducir continuamente vidas y garantizar todo lo que ellas necesitan para subsistir.

Pero sucede que la excesiva explotación de sus recursos naturales (…) ha impedido que ella consiga reproducirse y autoregularse con sus propios mecanismos internos.  La humanidad consume actualmente un 30% más de lo que la Tierra puede reponer.  De esta forma, ya no es sostenible. (…)

Esto nos obliga a un cambio de paradigma civilizatorio.  Un cambio de civilización implica necesariamente un nuevo comienzo, una nueva relación de sinergia y de mutua pertenencia entre la Tierra y la humanidad, la vivencia de valores ligados al capital espiritual como el cuidado, el respeto, la colaboración, la solidaridad, la compasión, la convivencia pacífica y una apertura a las dimensiones trascendentes relacionadas con nuestro sentido último, nuestro y de todo el universo.”  (http://leonardoboff.com)

La anécdota Benítez-Ferré y el reclamo de Boff por una nueva relación hombre-Tierra basada en valores tales como el cuidado, respeto, colaboración, solidaridad, compasión y convivencia pacífica se complementan.

En el Puerto Rico de hace cuarenta años, adversarios políticos podían colaborar en solidaridad y respeto por el bien del País.  Hoy, nada de eso es posible.  Para sobrevivir, tenemos que construir una nueva civilización puertorriqueña.

“Cantemos unidos…”

In Celeste Benitez, Estudiantes, politica, Puerto Rico, Universidad de Pueeto Rico on July 13, 2010 at 3:28 pm

Por Celeste Benítez

6 de julio de 2010

Con esas palabras comienza el himno de la Universidad de Puerto Rico, compuesto en 1938 por dos grandes universitarios, el inmortal director del Coro, Augusto Rodríguez, con letra del dramaturgo Francisco Arriví.  En momentos tan críticos como los que vive la UPR en estos momentos, conviene recordar su contenido:

“Cantemos unidos

un himno al Alma Máter:

cantemos con fuerza

el Himno de la Vida

que anuncia Juventud,

Amor y Libertad;

dé gloria al luchador,

honra de la Universidad.”

Nuestro himno proclama que la UPR es vida, juventud, amor, libertad y lucha: es todo un canto a la energía creadora y al idealismo que simbolizan los jóvenes de este País.  Y justamente eso es lo que debiera representar la Universidad para todos nosotros: alegría, optimismo y la esperanza en un mundo mejor dirigido por una nueva generación de mejores puertorriqueños.

Como antigua alumna y ex profesora de la UPR, me siento muy orgullosa de la lección de valentía, de principios y de madurez que nos han dado a todo el País los líderes del movimiento estudiantil universitario y sus compañeros.  Pero esa es una lección que no todos han asimilado.

El primero que no la ha asimilado es el gobernador Luis Fortuño.  Su reacción a los 62 días de huelga que paralizaron a la UPR fue respaldar totalmente las erradas actuaciones de la presidenta de la Junta de Síndicos Ygrí Rivera y nombrar cuatro miembros adicionales a ese cuerpo para convertirlo en otro comité de barrio del Partido Nuevo Progresista.  “¡Maceta contra el movimiento estudiantil!” es la consigna de este gobierno.

Y esa maceta se materializó en el vergonzoso motín policial que capitaneó el superintendente de la Policía, José Figueroa Sancha, el miércoles pasado en el Capitolio.  Sobre ese motín, Fortuño hizo las siguientes expresiones en entrevista publicada por “El Vocero” el pasado sábado:

•  Al reaccionar a las preguntas de Aiola Virella y Yamilet Millán, el Gobernador parecía estar cantando aquella sabrosa guaracha, “Yo no sé nada, yo llegué ahora mismo, si algo pasó, yo no estaba allí “.  Como él no estaba allí, dijo tener que esperar por los resultados de la investigación que practica la Policía.  El eterno cuento de los cabros vigilando las lechugas: “investigan” el motín policial los mismos que al “investigar” el caso “Betsy”, le tiraron un súpertoallazo al alcalde Jorge Santini.

•  Pero, independientemente de los resultados que arroje la “investigación” de la Policía, Fortuño dijo que “no considera” pedirle la renuncia a Figueroa Sancha.  Entonces, ¿para qué sirve esa “investigación”, si él ya tiene su decisión hecha?

•  Como si estuviéramos todavía en plena Guerra Fría, para desacreditar al movimiento estudiantil el Gobernador mete miedo con el cuco de un sistema socialista que busca eliminar el sistema capitalista.

Fortuño dijo que el “Frente de Juventudes Socialistas”, el causante de los disturbios en el Capitolio según él, está financiado por “grupos del extranjero”.  Esto recuerda aquellas declaraciones del ex gobernador Luis Ferré en los últimos días de las elecciones de 1984, asegurando que el gobierno de Fidel Castro financiaba la campaña del candidato del PPD Rafael Hernández Colón.  ¡Más respeto por la inteligencia de la gente de este País!

Otro que tampoco ha asimilado la lección de seriedad que nos han dado los estudiantes es el impresentable Superintendente de la Policía, para quien los estudiantes son unos “revoltosos” y unos “delincuentes”.  En unas declaraciones desafiantes sobre el motín policíaco que desató el pasado miércoles en el Capitolio, Figueroa Sancha afirmó: “Aquí nadie va a tomar el Capitolio.  Yo estoy aquí desde temprano y soy el responsable directo de todas las órdenes que se dieron.”

Hay que recordar que fue ese mismo Superintendente quien aplaudió la vil patada en los genitales que le propinó el superintendente Asociado José A. Rosa Carrasquillo a un estudiante inmovilizado por la Policía en el transcurso de una protesta el 20 de mayo pasado en el Hotel Sheraton de San Juan.  Cuando la prensa le pidió un comentario sobre esa salvajada cometida por su subalterno, Figueroa Sancha, con la prepotencia de siempre, le impartió su bendición: “Yo quiero dejar claro que Rosa Carrasquillo ha sido y será mi mano derecha (en la Policía)”.

Así que ya sabemos quiénes fueron los responsables de los abusos y la violencia física que protagonizó una fuerza policíaca bajo el mando de su jefe máximo.  La portada de “El Vocero” del viernes pasado –una fotografía de la guardia a caballo de la Policía cerrando el paso a las escalinatas del Capitolio–, así como las demás fotos y videos de las agresiones de que fueron víctimas los manifestantes en ese motín policíaco son testimonio del régimen de fuerza bruta que la Administración Fortuño pretende imponerle a Puerto Rico.

El movimiento estudiantil ha enfrentado la macana y la intimidación, la difamante propaganda oficial y la violencia física con una entereza ejemplar.  A todos los que hemos presenciado con pasividad el despido de 20,000 empleados públicos, el asalto al Tribunal Supremo, el desmantelamiento del Colegio de Abogados y del Colegio de Médicos, las agresiones contra la autonomía universitaria y los abusos dictatoriales de la mayoría PNP en la Legislatura nos debe dar vergüenza la valentía con que los estudiantes se han levantado contra un gobierno indigno de este País.

Los jóvenes universitarios han adoptado la resistencia pacífica y elocuente como respuesta a quienes creen que el triunfo electoral les da derecho a ser canallas.  Por eso tenemos que solidarizarnos con ellos bajo la bandera del Himno de la Vida, para que vengan días mejores.

¡A la marcha!

In politica, Politics, Puerto Rico, Universidad de Pueeto Rico on July 13, 2010 at 3:22 pm
Marcha de estudiantes Foto por Natalia Muñoz

Marcha de estudiantes en Viejo San Juan. junio 2010.

Por Celeste Benítez

“Galileo Galilei” es una de las obras maestras del dramaturgo alemán Bertolt Brecht. Inspirado en la vida del físico y astrónomo, el momento culminante del drama es el juicio al que el Tribunal de la Inquisición sometió a Galileo en junio de1633.

El eminente científico fue acusado de herejía por apoyar la teoría heliocéntrica de Nicolás Copérnico, que sostenía que la tierra gira alrededor del sol. Entonces, la Iglesia defendía la teoría geocéntrica: la tierra se mantiene inmóvil en el centro del universo, y el sol y las demás estrellas giran en torno a ella.

Como la visión geocéntrica está plasmada en la Biblia, la Iglesia consideraba la teoría heliocéntrica una herejía. Y en aquellos tiempos los herejes eran perseguidos con especial rigor, castigados con horribles torturas físicas y quemados en la hoguera.

La Inquisición confrontaba a Galileo con una disyuntiva: o defiendes la teoría copernicana y pagas por ello con tu vida, o abjuras de ella y salvas tu pellejo. En la obra de Brecht, la escena culminante ocurre en el aposento de Galileo en Roma. En medio de una tensión insoportable, el día del juicio sus discípulos esperan el desenlace, confiados en que su maestro defenderá las ideas en las que cree.

De repente, se oyen las campanas echadas al vuelo en toda la ciudad, y fuera de escena una voz lee el texto de la confesión del acusado: “Yo, Galileo, hijo del finado Vincenzio Galilei de Florencia, (…) de corazón sincero y con fe no fingida, abjuro, maldigo y detesto todos y cada uno de los errores, herejías y sectas contrarios a la Santa Madre Iglesia…”

Los jóvenes no pueden creer lo que acaban de oir, y es el discípulo preferido de Galileo, Andrea Sarti, quien juzga con más dureza a su maestro. Poco después entra en escena el anciano, destruido. Andrea se le acerca y con un enorme desprecio lo increpa: “¡Desgraciado el país que no tiene héroes!”

“No”, contesta Galileo, “desgraciado es el país que necesita La obra termina con una escena en la villa a las afueras de Florencia, donde Galileo extingue la sentencia de arresto domiciliario a que fue condenado por la Inquisición, además de la prohibición de publicar sus obras. El anciano, ya casi ciego, recibe la visita de un discípulo que viene a despedirse, pues viajará fuera del país.

Galileo le entrega el manuscrito en que ha estado trabajando en secreto –una de sus obras capitales, “Discursos sobre dos nuevas ciencias”– para ser publicado en Holanda, lejos del alcance de la Inquisición, como en efecto ocurrió. Brecht nos presenta en su obra dos tipos de líderes: el que admira Andrea Sarti: el héroe clásico, montado a caballo, que con espada desenfundada desafía la muerte en defensa de su causa: una Santa Juana de Arco, o un Simón Bolívar. El otro tipo de líder es el Galileo que el autor nos presenta: la persona que en el anonimato y en la intimidad de su hogar hace lo que su conciencia le dicta, aún en circunstancias adversas.

El Puerto Rico de nuestros días es una sociedad rota. La deuda pública ha alcanzado unas cantidades que coquetean con la catástrofe, la economía continúa estancada, el desempleo sigue subiendo y la Administración Fortuño, no contenta con haber despedido ya no menos de 20,000 empleados públicos, planea seguir tirando a la calle a muchos más jefes de familia que la empresa privada no está en condiciones de emplear. Nos va a tomar muchos años recuperarnos de esta terrible crisis.

Por otra parte, los robos a ciudadanos, a comercios y a bancos son la orden del día. Contrario a lo que afirma este gobierno, las calles han dejado de ser seguras, y los asesinatos rompen récords históricos, con una jefatura policíaca inepta y politiquera, incapaz de enfrentar la ola delictiva que nos arropa.

Hoy, los puertorriqueños sentimos vergüenza y desprecio por nuestros líderes políticos. Y cómo no puede ser de otra manera, si tenemos un gobernador pusilánime, que no siente ningún respeto por la verdad y que le tiene miedo a los “líderes” de su propio partido. En el Senado padecemos un presidente dictatorial, que pisotea los más sagrados derechos de los ciudadanos, la prensa y los legisladores de minoría, un tipo que defiende a brazo partido a los corruptos de su partido, el PNP, con su estilo violento y zafio de guapo de barrio.

¿Qué vamos a hacer con un gobierno empeñado en controlarlo todo, que ha convertido al Tribunal Supremo y a la Junta de Síndicos de la Universidad de Puerto Rico en comités de barrio del PNP, y que destruye las instituciones que no puede controlar, como el Colegio de Abogados, que le ha servido bien al País a lo largo de sus 170 años de historia, o como el Colegio de Médicos, en peligro de descolegiación?

¿Qué vamos a hacer con una UPR que tiene un presidente inepto, sin espina dorsal, y una presidenta de la JS que obedece ciegamente las órdenes que recibe de La Fortaleza, olvidando los intereses de la Universidad a los que se supone que sirva? ¿Qué vamos a hacer con una Universidad, cuya misión es la búsqueda de la verdad, cuyos directivos mienten descaradamente, metiéndole miedo al País con una falsa pérdida de fondos federales y con una supuesta conspiración “socialista” para subvertir nuestro sistema político?

¿Qué vamos a hacer, Puerto Rico? No tenemos otra alternativa que ponernos de pie. Y a los que se lamentan y esperan, pasivos, por un “líder” que nos salve de estas desgracias, hay que recordarles la frase de Brecht: “Desgraciado es el país que necesita líderes”.

En ausencia de líderes, es a todos nosotros, los ciudadanos de a pie, a quienes nos corresponde sacar la cara por Puerto Rico. Por eso tenemos todos que ir a la marcha del domingo.

¡Nos vemos allí!

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